sábado, 8 de noviembre de 2014

Preguntas sin respuestas…


Diariamente en nuestras vidas nos formulamos ciertas preguntas con la esperanza de encontrar alguna respuesta… Por ejemplo: ¿Por qué me ocurre esto a mí? ¿Por qué un ser querido tuvo que morir así? ¿Por qué mi padre/ madre me abandonó o me trata diferente a mis otros hermanos? ¿Por qué mi pareja me traicionó? ¿Por qué esto? ¿Por qué aquello? ...

Nos pasamos la mitad de nuestras vidas haciéndonos las mismas preguntas, y nos perdemos la otra mitad tratando de encontrar las respuestas, de las cuales surgen más preguntas y así nos pasamos el tiempo en un círculo vicioso que nos impide la felicidad.



¿Por qué te empeñas en inventar miles de respuestas negativas? Como por ejemplo: Ah, eso es porque no soy lo suficientemente bueno, porque no tengo suerte, porque es un castigo divino… Basta ya de torturarte y desvalorizarte!

¿Y qué tal si no hay una respuesta correcta a cada una de esas preguntas? O quizás puede que exista, pero no tenemos acceso a ella, al menos por el momento.

Y que pasaría, si la razón por la que no encuentras la respuesta es porque no estás formulando la pregunta correctamente?

Todos en algún momento de nuestras vidas hemos experimentado una situación difícil, algunos se quedan estancados, preguntando el porqué de tal o cual cosa; otros simplemente deciden avanzar, al preguntarse: ¿Que tengo yo que aprender de esta situación?


Puede que sea aprender a soltar y dejar ir el pasado, puede que sea perdonarte a ti mismo y a los demás. Puede que se trate de aceptar que cada quien tiene el libre albedrío para decidir y se debe respetar. Puede que tu lección se trate de aprender a no juzgar al otro y entender que cada uno actúa de acuerdo a su nivel de conciencia, por lo que no se deben tomar las cosas de manera personal. Puede que esa situación te lleve a conocerte mejor, a superar tus miedos, a descubrir tu valía y a aumentar tu fe. Puede que te enseñe a valorar la vida, a practicar la compasión y sobre todo a experimentar el amor sin condición.

De ahora en adelante, cada vez que atravieses una situación difícil, recuerda formular la pregunta correcta: Que puedo yo aprender de esta situación? Veras, como la respuesta, tarde o temprano se te revela.

Infinitas Bendiciones.
La voz de la conciencia.

http://www.lavozdelaconciencia.com/

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